viernes, 10 de junio de 2016

Estos viejos. Ángel Boix


 Estos españolitos han venido al mundo. Y ninguna España les helará el corazón mientras estos viejos y sus enseñanzas pervivan.
¡Que mañana tuve ayer!
Aún me estoy relamiendo. Y se me inicia una sonrisa y entorno algo los ojos. Mi mujer me mira de hito en hito y seguro que se pregunta, algo mosca, qué me pasa.
Sin más preámbulos: Yo estaba primero en el banco. Tranquilo, ojeando el periódico , al tiempo que miraba furtivamente lo que pasaba.
De pronto, una chica joven, con un carrito, se sienta a mi lado. La miro, balbuceo un saludo apenas respondido.
Del carrito un llanto desgarrador de bebé. ¡Me sobresalta! Miro a la chica. Saca al niño y empieza a hablarle bajito, lo mece suavemente, le pone el “chupe”. Todo inútil. Sigue el llanto y el pataleo, no calla ni se calma.
Le pregunto a la presunta madre:¿Qué tiempo tiene?
Tres días, me responde.
Disculpe, señora, yo he sido toco ginecólogo. ¿Dónde lo ha tenido? En el maternal del Virgen del Rocío. Muy bien asistida por un matrón. Rapidito. Este es el segundo. Mi madre me dice que no debería salir a la calle hasta que no esté bautizado y presentado a la Virgen. Pero ya ve, aquí estoy con mi hijo Pablo.
Y le digo: Dele de comer, tiene hambre. Y así lo hace. Ni corta ni perezosa saca un pecho y Pablito lo coge con afán.! Que mamón! Y calla, duerme. Esboza la sonrisa de los ángeles. Con tres días y la madre con el costo y el calostro en su maravilloso envase.
Al pronto había a nuestro alrededor tres carritos .Antes se juntaban preñadas y ahora paridas.
Y yo en medio, feliz. Estos españolitos han venido al mundo. Y ninguna España les helará el corazón mientras estos viejos y sus enseñanzas pervivan.

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